Vale la pena
leer este artículo sobre la realidad del Medio Oriente.
Interesante
comentario que te aclara muchas dudas sobre la nación de Israel.
Fuente: porisrael.org
Informe completo:
LA VERDADERA
IDENTIDAD DE LOS QUE SE HACEN LLAMAR “PALESTINOS”
En éste
estudio presento el verdadero origen e identidad del pueblo árabe comúnmente
conocido como “palestinos”, y los muchos mitos difusos acerca de ellos. Este
estudio es absolutamente neutral y objetivo, basado únicamente en evidencias
históricas y arqueológicas así como en otros documentos, incluso fuentes
árabes, y citando declaraciones de autoridades y personalidades islámicas.
Existen muchos
mitos modernos o más exactamente, mentiras que podemos oír diariamente a través
de los medios de comunicación como si fueran verdades, por supuesto, ocultando
la verdad. Por ejemplo, cada vez que se menciona el Monte del Templo o Jerusalén,
se recalca que es “el tercer lugar santo para los musulmanes”, pero ¿por qué no
se dice nunca que es el PRIMER Lugar Santo de los judíos? ¡La información es
evidentemente parcial!
Para hacer
éste estudio lo más comprensible posible, será presentado en dos unidades:
·1) Mitos y
evidencias acerca del origen e identidad del pueblo impropiamente llamado
palestino;
·2) Mitos y
evidencias en relación a Jerusalén y la Tierra de Israel.
Origen e
identidad de los palestinos
Los palestinos
son el más reciente de todos los pueblos sobre la faz de la tierra, y
comenzaron a existir en un solo día a causa de una especie de fenómeno
sobrenatural único en la historia de la humanidad, como es testificado por
Walid Shoebat, un ex terrorista de la OLP que logró reconocer la mentira por la
cual estaba luchando y la verdad que estaba combatiendo:
“¿Por qué el 4
de junio del 1967 yo era un jordano y de repente al otro día me transformé en
un palestino?”
“A nosotros no
nos importaba que hubiera un gobierno jordano. La enseñanza que debíamos lograr
la destrucción de Israel era parte definida en nuestro currículum, pero nos
considerábamos a nosotros mismos como jordanos hasta que los judíos regresaron
a Jerusalén. Entonces improvisamente, todos éramos palestinos – quitaron la
estrella de la bandera de Jordania y en un momento tuvimos la bandera
palestina”.
“Cuando
finalmente me di cuenta de las mentiras y mitos que me enseñaron, es mi deber
como persona honesta desenmascararlos”.
Ésta
declaración de un verdadero “palestino” debe tener algún significado para un
observador sinceramente neutral. De hecho, no existe una tal cosa como el
pueblo palestino, o una cultura palestina, o una lengua palestina, o una
historia palestina.
Nunca existió
un estado palestino, ni ha sido jamás encontrado ningún resto arqueológico o
moneda palestina. Los actuales “palestinos” son un pueblo árabe, de cultura
árabe, lengua árabe, historia árabe.
Ellos tienen
sus propios estados árabes desde donde emigraron a la Tierra de Israel hace
aproximadamente un siglo atrás con el fin de contrastar la inmigración judía.
Ésta es la
verdad histórica. Ellos eran jordanos (otra reciente invención británica,
porque jamás existió ningún pueblo conocido como “jordanos”), después de la
Guerra de los Seis Días, en la que Israel derrotó en manera categórica y
aplastante la coalición de nueve estados árabes y tomó legítimamente poseso de
Judea y Samaria, los habitantes árabes de esas regiones experimentaron una
especie de milagro antropológico y descubrieron que eran palestinos algo que no sabían el día anterior.
Por supuesto,
ésta gente, teniendo una nueva identidad debían construirse artificialmente una
historia, es decir, debían robar la historia de algún otro, y el único modo
para lograr que las víctimas de tal robo no se quejaran era que éstas no
existieran más. Entonces, los líderes palestinos se arrogaron dos linajes
contradictorios de antiguos pueblos que habitaron en la Tierra de Israel: los
cananeos y los filisteos. Consideremos ahora ambos antes de proseguir con la
cuestión palestina.
Los cananeos:
Los cananeos
son históricamente reconocidos como los primeros habitantes de la Tierra de
Israel, antes que se establecieran allí los hebreos. De hecho, el nombre
geográfico correcto de la Tierra de Israel es Canaán, no “PALESTINA” (que es una invención romana, como veremos más
adelante). Los cananeos consistían en diferentes tribus, que pueden
distinguirse en dos grupos principales: los septentrionales o cananeos de la
costa y los meridionales o cananeos de la montaña.
Los cananeos septentrionales poblaban la costa
oriental del Mar Mediterráneo desde la parte sudoriental del golfo de
Iskenderun hasta las proximidades del golfo de Haifa. Sus ciudades principales
eran Tzur (Tiro), Tzidon (Sidón), Gebal (Byblos), Arvad, Ugarit, y son más
conocidos en la historia por su nombre griego, Fenicios, pero ellos se llamaban
a sí mismos “Kana’ana” or “Kinajnu”.
No fundaron
ningún reino unificado sino más bien se organizaron en ciudades autónomas, y no
eran un pueblo guerrero sino hábiles comerciantes, navegantes y constructores.
Los fenicios
hablaban el arameo, idioma que adoptaron de sus vecinos semitas, lengua que era
estrechamente emparentada con el hebreo (¡no con el árabe!). Fenicios e
israelitas no necesitaban intérpretes para entenderse.
Les tocó el
mismo destino que al antiguo Reino de Israel y cayeron bajo la dominación
asiria, luego babilónica, persa, macedonia, seléucida y romana. A través de la
historia los fenicios se mezclaron con diferentes pueblos que habitaron en su
tierra, principalmente griegos y armenios.
Durante la
expansión islámica fueron arabizados, sin embargo, nunca fueron completamente
asimilados, y su actual nación es el Líbano, erróneamente considerada como un
país “árabe”, una etiqueta que el pueblo libanés rechaza. A diferencia de los
estados árabes, el Líbano tiene un nombre oficial en estilo
democrático-occidental, “República del Líbano”, sin el adjetivo “árabe” que se
requiere en la denominación de todo estado árabe.
La única
mención del término árabe en la constitución libanesa se refiere a la lengua
oficial del estado, lo que no significa que el pueblo libanés sea árabe, en la
misma manera que el idioma oficial de la Argentina es el español sin que esto
califique a los argentinos como españoles.
Los comúnmente
llamados palestinos no son libaneses (aunque algunos de ellos provienen del
Líbano ocupado por Siria), por lo cual no son fenicios (cananeos). De hecho, en
Líbano los palestinos son “refugiados” y no se identifican con la población
local.
Los cananeos
meridionales habitaron en la región montañosa desde el Golán hacia el sur, en
ambos lados del Yarden (Jordán) y sobre la costa del Mediterráneo desde el
golfo de Haifa hasta Yafo, que es el Canaán bíblico.
Consistían en
varias tribus de extracciones diferentes: además de los cananeos propiamente
dichos, (fenicios), estaban los amorreos, hititas y pueblos hurritas como los
jebuseos, heveos y horeos, todos ellos asimilados dentro del contexto
arameo-cananeo. Nunca constituyeron un estado unificado ni organizado, sino que
se mantuvieron dentro de un sistema de alianzas tribales.
Cuando los
primeros hebreos llegaron a Canaán compartieron la tierra pero no se mezclaron,
porque era prohibido a la familia de Abraham contraer matrimonio con cananeos.
Sin embargo, once de los doce hijos de Yakov tomaron mujeres cananeas (el otro
hijo tomó una egipcia), y desde entonces, las Tribus de Israel comenzaron a
mezclarse con los habitantes locales.
Después del
Éxodo, cuando los israelitas conquistaron la Tierra, hubo algunas guerras entre
ellos y los cananeos en todo el periodo de los Sofetim (Jueces), hasta que los
cananeos fueron definitivamente sometidos por el Rey David.
En aquél
tiempo, la mayoría de los cananeos estaban emparentados con los israelitas,
otros voluntariamente aceptaron la Torah y pasaron a ser israelitas, otros se
unieron al ejército de Israel o de Judá.
En efecto, los
cananeos son raramente mencionados durante el periodo de los Reyes,
generalmente en referencia a sus costumbres paganas que introdujeron entre los
israelitas, pero ya no como un pueblo distinto, porque habían sido
completamente asimilados dentro de la nación israelita. Cuando los asirios
invadieron el Reino de Israel, no dejaron aparte ningún cananeo, pues ya habían
pasado a ser todos israelitas en aquél tiempo. Lo mismo sucedió cuando los
babilonios deportaron la población del Reino de Judá.
Por lo tanto,
el único pueblo que puede trazar un linaje que conduzca hasta los antiguos
cananeos son los judíos, no los palestinos, porque cananeos no existían después
del siglo 8 aC. y no fueron aniquilados sino asimilados en el pueblo judío.
Conclusión:
los palestinos no pueden reclamar ninguna descendencia de los antiguos cananeos
en tal caso, ¿Por qué no pretender también los “territorios ocupados” por
Siria, es decir, el Líbano? ¿Por qué no hablan el idioma de los antiguos
cananeos, que era el hebreo? ¡Porque NO son cananeos!
Los filisteos
Es del término
“filisteo” que el nombre “palestino” ha sido tomado. En realidad, los antiguos
filisteos y los modernos palestinos tienen algo en común: ¡ambos son invasores
de otras tierras! Ése es precisamente el significado de su nombre, que no es
una denominación étnica sino un adjetivo aplicado a ellos: peleshet, del verbo
“pelesh”, “secesionistas”, “intrusos” o “invasores”.
Los filisteos
eran una confederación de pueblos no semíticos provenientes de Creta, las islas
del Egeo y Asia Menor, conocidos también como “Pueblos del Mar”. Las
principales tribus eran Tzekelesh, Shardana, Akhaiusha, Danauna, Tzakara, Mása
o Meshuesh, Uashesh, Teresh o Tursha, Keshesh o Karkisha, Lukka y Labu.
La patria
original del grupo dominante en la federación filistea, o sea los “pelesati”,
era la isla de Creta.
Cuando la
civilización minoica colapsó, también la cultura minoica desapareció de Creta,
porque invasores de Grecia tomaron el control de la isla. Estos antiguos
cretenses que llegaron al sur de Canaán eran conocidos como “pelishtim” por los
hebreos y cananeos (que se aliaron para combatir contra los invasores).
También
invadieron Egipto y fueron derrotados por el faraón Ramsés III en el siglo 12 aC.
Los filisteos estaban organizados en ciudades-estado, siendo el núcleo
principal la Pentápolis: Gaza, Ashdod, Ashkelon, Gath y Ekron, y su territorio
era sobre la costa del Mediterráneo, un poco más amplio que la actual “Franja
de Gaza” ¡no la entera Judá, nunca
llegaron a conquistar Hebrón, Jerusalén o Jericó!
Los Pueblos
del Mar que invadieron Egipto fueron expulsados hacia otras tierras del
Mediterráneo y no evolucionaron para pasar a ser ningún pueblo árabe, sino que
desaparecieron y ya no eran más reconocibles en tiempos de los romanos.
Aquellos que
vivían en Canaán fueron derrotados por el Rey David y reducidos a la
insignificancia, los mejores guerreros de ellos fueron elegidos por David como
su guardia personal. Los filisteos que aún quedaron en Gaza fueron sometidos
por Sargón II de Asiria y después de aquél tiempo, desaparecieron definitivamente
de la historia. Nunca más fueron mencionados desde el retorno de los judíos de
Babilonia.
Conclusión: no
hay una sola persona en el mundo que pueda probar de tener ascendencia
filistea, sin embargo, si los palestinos insisten, deben reconocerse a sí
mismos como invasores en Israel, y deben reclamar a Grecia que les devuelva la
isla de Creta! Los filisteos se extinguieron, y toda alusión a una supuesta
relación genética con ellos es completamente falsa pues es históricamente
imposible de establecer.
En todo caso,
reclamar una heredad filistea es inútil pues no puede legitimar ninguna tierra
en la cual ellos han sido ocupantes extranjeros y no habitantes nativos.
Los filisteos
no eran árabes, y la única característica en común entre ambos pueblos es que
en Israel deben ser considerados como invasores, los filisteos desde el mar y
los árabes del desierto. Ellos no quieren a Jerusalén porque sea su ciudad, que
no lo es y no lo ha sido nunca, ellos simplemente quieren quitársela a los
judíos, a quienes ha siempre pertenecido por tres mil años. Los filisteos
trataron de quitar a los israelitas el Arca del Pacto, los palestinos modernos
tratan de quitarles la Ciudad del Pacto.
Los
palestinos: No, ellos no son ningún pueblo antiguo, aunque lo digan. Ellos nacieron
en un solo día, después de una guerra que duró seis días en 1967 dC. Si ellos
fueran verdaderos cananeos, hablarían en hebreo y reclamarían a Siria que les
dé las tierras ocupadas en el Líbano, pero no lo son. Si fueran filisteos,
reclamarían la isla de Creta a Grecia y reconocerían que no tienen nada que ver
con la Tierra de Israel, y pedirían excusas a Israel por haber robado el Arca
del Pacto.
La tierra
llamada “Palestina”
En el siglo 2 dC,
el último intento de los judíos de lograr la independencia del Imperio Romano
terminó con el famoso evento de Másada, que es históricamente documentado y
universalmente reconocido como el hecho que determinó la Diáspora Judía en
manera definitiva. La Tierra donde estos eventos ocurrieron era hasta entonces
conocida como la provincia de Judea, y no existe ninguna mención de algún lugar
llamado “Palestina” antes de ése tiempo.
El emperador
romano Adriano estaba muy enfadado con la Nación Judía y decidió eliminar el
nombre de Israel y de Judá de la faz de la tierra, para que no hubiera más
memoria del país que pertenecía a aquél pueblo rebelde. Entonces decidió
reemplazar la denominación de aquella provincia romana y recurrió a la historia
antigua para hallar un nombre que pudiera ser apropiado, y encontró que un
pueblo extinto que era desconocido en tiempos romanos, llamado “filisteos”,
habitó una vez en ésa área y eran enemigos de los israelitas.
Por lo tanto,
según la escritura latina, inventó el nuevo nombre: “Palestina”, un nombre que
sería también odioso para los judíos recordándoles sus antiguos rivales.
El emperador
hizo esto con el propósito explícito de eliminar todo vestigio de la memoria de
la historia judía. Los antiguos romanos, como los modernos palestinos, han
cumplido la Profecía de las Escrituras que declara:
“Sobre tu
pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra
tus elegidos. Han dicho: ‘Venid, y cortémoslos de ser pueblo, y no haya más
memoria del nombre de Israel’.” – Tehilim 83:3-4 (Salmo 83:3-4).
Pero fracasaron,
porque Israel todavía vive. Toda persona honesta reconoce que no existe mención
del nombre Palestina en la historia antes que los romanos re denominaran la
provincia de Judea, que tal nombre no se encuentra en ningún documento de la
antigüedad, no se halla escrito en la Biblia, ya sea en las Escrituras Hebreas
como en el Testamento Cristiano, ni tampoco en registros asirios, o persas,
macedonios, ptolemaicos, seléucidas o otras fuentes griegas, y que ningún
pueblo “palestino” ha sido jamás mencionado, ni siquiera por los romanos que
inventaron el término. Si los “palestinos” supuestamente fueran los habitantes
históricos de la Tierra Santa, ¿por qué no combatieron por la independencia de
la ocupación romana como hicieron los judíos? ¿Cómo es posible que ningún líder
palestino dirigiendo una revuelta contra los invasores romanos haya sido
mencionado en algún documento histórico? ¿Por qué no resulta ningún grupo de
rebeldes palestinos, como por ejemplo los Zelotes judíos? ¿Por qué todos los
documentos históricos mencionan a los judíos como los habitantes nativos, y
también griegos, romanos y otros como extranjeros que vivían en Judea, pero no
se nombra ningún pueblo palestino, ni como nativos ni como extranjeros? Es más,
no hay ninguna referencia a algún pueblo palestino en el Qur’an (Corán), aunque
los musulmanes dicen que su profeta estuvo una vez en Jerusalén (un evento que
no se menciona en el Corán). Resulta evidente que él nunca encontró ningún
palestino en toda su vida, ni tampoco sus sucesores.
El califa
Salahuddin al-Ayyub (Saladino), conoció a los judíos y cortésmente les invitó a
establecerse en Jerusalén, que él reconocía como la Patria de ellos, pero nunca
vio a ningún palestino… ¡Decir que los palestinos son el pueblo original de
Eretz Israel no está sólo en contra de la historia secular sino también en
contra de la historia islámica!
El nombre
“Falastin” que los árabes usan hoy para decir “Palestina” no es un nombre
árabe, sino que ha sido adoptado y adaptado del latín Palestina. ¿Cómo puede un
pueblo árabe tener un nombre occidental en lugar de uno en la propia lengua?
Porque el uso del término “palestino” para un grupo árabe es solamente una
creación política moderna sin ninguna base histórica o étnica, y no indica
algún pueblo antes del 1967. Un escritor y periodista árabe declaró:
“Jamás existió
una tierra llamada Palestina gobernada por palestinos. Los palestinos son
árabes, indistinguibles de los jordanos (otra invención reciente), sirios,
iraquíes, etc. Tened en mente que los árabes controlan el 99.9 por ciento del
Medio Oriente. Israel representa un décimo del uno por ciento de las tierras.
Pero eso es demasiado para los árabes. Ellos quieren poseer todo. Y éste es en
definitiva el motivo del conflicto con Israel… No importa cuántas concesiones
de territorio los israelíes hagan, nunca será suficiente”.
– Joseph
Farah, “Mitos del Medio Oriente” –
Tomemos en
consideración lo que otros árabes han dicho:
“No existe
ningún país que se llame Palestina. ‘Palestina’ es un término inventado por los
Sionistas. No hay ninguna Palestina en la Biblia. Nuestro país ha sido por
siglos parte de Siria. ‘Palestina’ es ajena para nosotros. Son los Sionistas
que han introducido este nombre”.
– Auni Bey
Abdul-Hadi, líder árabe sirio en la British Peel Commission, 1937
“No existe
ninguna cosa llamada Palestina en la historia, absolutamente no”.
– Profesor
Philip Hitti, historiador árabe, 1946
“Es de público
dominio el hecho que Palestina no es otra cosa que la Siria meridional”.
– Representante
de Arabia Saudita en las Naciones Unidas, 1956
En cuanto a la
Tierra Santa, el jefe de la delegación Siria en la Conferencia de Paz de París
en febrero 1919 dijo:
“La única
dominación árabe desde la Conquista en el 635 dC, apenas duró como tal 22
años”.
Las declaraciones
precedentes, hechas por políticos árabes, fueron anteriores al 1967, porque no
tenían la más mínima idea de la existencia de ningún pueblo palestino. ¿Cómo y
cuándo ellos cambiaron idea y decidieron que tal pueblo existe? Cuando el
Estado de Israel renació en 1948, los “palestinos” no existían aún, los árabes
todavía no habían descubierto ese “antiguo” pueblo.
Estaban muy
ocupados con el propósito de aniquilar el nuevo Estado Soberano y no tenían
intención de crear ninguna entidad palestina, sino solamente distribuir la
tierra entre los estados árabes ya existentes.
Fueron
derrotados. Trataron nuevamente de destruir Israel en 1967, y fueron humillados
en sólo seis días, en los que perdieron la tierra que habían usurpado en 1948.
En aquellos 19
años de ocupación árabe de Jerusalén, Judea, Samaria y la Franja de Gaza, ni
Jordania ni Egipto sugirieron la idea de crear un estado “palestino”, porque
los aún inexistentes palestinos jamás habrían reclamado el supuesto derecho de
tener un propio estado… Paradójicamente, durante el mandato británico, ningún
grupo árabe era llamado “palestinos”, sino los judíos!
Lo que otros
árabes han declarado después de la Guerra de los Seis Días:
“No hay
diferencias entre los jordanos, palestinos, sirios y libaneses. Somos, todos,
parte de una misma nación. Es sólo por razones políticas que subrayamos con
énfasis nuestra identidad palestina… Sí, la existencia de una identidad
palestina separada sirve sólo por propósitos tácticos. La fundación de un
estado palestino es una nueva arma para continuar la batalla contra Israel”.
– Zuhair
Muhsin, comandante militar de la OLP y miembro del consejo ejecutivo de la OLP
“Ustedes no
representan a Palestina tanto como nosotros. Nunca olviden éste punto: No
existe tal cosa como un pueblo palestino, no existe ninguna entidad palestina,
existe sólo Siria. Ustedes son parte integrante del pueblo sirio, Palestina es
parte integrante de Siria. Por lo tanto somos nosotros, las autoridades sirias,
los verdaderos representantes del pueblo palestino”.
– El dictador
sirio Hafez Assad al líder de la OLP Yassir Arafat
“Cuando yo
vivía en Palestina, todas las personas que yo conocí podían trazar su
ascendencia hasta el país de origen del cual vinieron sus bisabuelos. Todos
sabían perfectamente que sus orígenes no provenían de los cananeos, pero
irónicamente, ésta era una de las materias que nuestra educación sobre el Medio
Oriente incluye.
¡El hecho es
que los palestinos de hoy son inmigrantes de las naciones vecinas! Yo crecí
sabiendo perfectamente que la historia y los orígenes de los palestinos de hoy
provenían de Yemen, Arabia Saudita, Marruecos, cristianos de Grecia, sherkas
musulmanes de Rusia, musulmanes de Bosnia, y los vecinos jordanos.
Mi abuelo, que
era un dignatario en Bethlehem, casi perdió su vida ante Abdul Qader Al-Husseni
(el líder de la revolución palestina) después de haber sido acusado de haber
vendido tierras a los judíos. El nos sabía decir que su pueblo Beit Sahur
(Campos del Pastor) en el distrito de Bethlehem era desierto antes que su padre
se estableciera allí con otras seis familias. El pueblo ha crecido ahora hasta
30.000 habitantes”.
Walid Shoebat,
un árabe “ex-palestino”
¿Desde cuándo
los “palestinos” viven en “Palestina”?
Según los
extravagantes conceptos de las Naciones Unidas, toda persona que pasó DOS AÑOS
(!!!) en “Palestina” antes de 1948, con o sin pruebas, es un “palestino”, así
como todos sus descendientes. De hecho, los líderes de la OLP demandan el
“derecho” de todos los palestinos a regresar a la tierra que ellos ocuparon
antes de junio de 1967 dC, pero se
refutan con vehemencia de regresar a la tierra donde vivían sólo 50 años antes,
es decir, en 1917 dC, ¿Por qué? Porque si aceptaran hacerlo, tendrían que
establecerse nuevamente en Irak, Siria, Arabia, Libia, Egipto…y sólo un puñado
de árabes permanecería en Israel (por Israel se entiende toda la Tierra entre
el río Jordán y el Mar Mediterráneo, más la región del Golán).
Es enteramente
documentado que los primeros habitantes de Eretz, (Israel) eran los pioneros
judíos, y no los árabes llamados palestinos. Algunos testigos oculares han
escrito sus memorias acerca de la Tierra antes de la inmigración judía:
“No hay ni una
aldea solitaria a través de toda la extensión (valle de Jezreel, Galilea); no
por treinta millas en cualquier dirección…Uno puede recorrer diez millas en la
región sin ver un alma viva. Para experimentar el tipo de soledad que causa
tristeza, ven a Galilea… Nazaret es abandono… Jericó yace en desolada ruina…
Bethlehem y Bethania, en su pobreza y humillación… desposeídas de toda criatura
viviente… Una región desolada cuyo suelo es rico, pero completamente despojado
de toda…una expansión silenciosa, lúgubre…una desolación… Nunca vimos un ser humano
en todo el recorrido…Difícilmente se ve un árbol o un arbusto en algún lado.
Incluso el olivo y el cactus, aquellos amigos del suelo árido e indigno, han
desertado…Palestina yace en silicio y cenizas… desolada y desamorada…”.
– Mark Twain, “The Innocents Abroad”, 1867
¿Dónde se
habían escondido los palestinos que Mark Twain no los vio? ¿Dónde estaba aquél
“antiguo” pueblo a mitad del siglo XIX? Por supuesto, los políticos árabes de
hoy tratan de desacreditar a Mark Twain e insultarlo y culparlo de racismo. Sin
embargo, resulta que había otras personas que no lograron reconocer a ningún
palestino en aquellos tiempos, ni antes:
“En 1590 un
‘simple visitante inglés’ en Jerusalén escribió: ‘Nada allí es interesante
excepto un poco de las viejas murallas que aún permanecen, todo el resto es
matas, espinos y cardos’.”.
Gunner Edward Webbe, Palestine Exploration Fund,
Quarterly Statement, p. 86; de Haas, History, p. 338
“la tierra en
Palestina carece de gente que pueda cultivar su suelo”.
Thomás Shaw,
arqueólogo británico, mediados del s. XVIII
“Palestina es
una tierra arruinada y desolada”.
El conde
Constantine François Volney, autor e historiador francés del s. XVIII
“Los árabes
mismos no pueden ser considerados sino residentes temporarios. Plantaban sus
tiendas en los campos o construían sus lugares de refugio en las ruinas de las
ciudades. No han creado nada allí. Siendo extranjeros en esa tierra, nunca
lograron ser los propietarios. El viento del desierto que los llevó allí
también un día los llevará a otra parte sin que hayan dejado algún señal de su
pasaje”.
Comentarios de
cristianos acerca de los árabes en Palestina en el s. XIX
“Luego
entramos en el distrito montañoso, y nuestros pasos se sentían sobre el lecho
seco de un antiguo torrente, cuyas aguas deben haber sido abundantes en el
pasado, así como la tenaz y turbulenta raza que una vez habitó esos salvajes
montes. Debe haber existido algún cultivo unos dos mil años atrás.
Las montañas,
o grandes montes rocosos que circundan este pasaje rústico, tienen crestas
sobre sus laderas hasta la cima; en estas terrazas paralelas hay aún algo de
suelo verde: cuando el agua fluía aquí, y el país era habitado por esa
extraordinaria población que, según las Sacras Historias, era numerosa en la región,
estas terrazas de montaña deben haber sido jardines y viñedos, como los que
vemos hoy a lo largo de las costas del Rin.
Ahora el
distrito es completamente desértico, y se lo recorre entre lo que parece haber
sido muchas cascadas petrificadas. No vimos animales en aquél paisaje rocoso;
escasamente una docena de pequeñas aves durante todo el recorrido”.
William
Thackeray en “De Jaffa a Jerusalén”, 1844
“El país está
considerablemente despoblado de habitantes y por lo tanto su mayor necesidad es
de presencia humana”.
James Finn,
cónsul británico en 1857
“Hay muchas
pruebas, como antiguas ruinas, acueductos rotos, y restos de viejas rutas, que
muestran que el país no ha sido siempre tan desolado como se ve ahora. En la
porción de llanura entre Monte Carmel y Jaffa difícilmente se halla alguna
aldea u otras señales de vida humana. Hay algunos rudos molinos que han sido
arrastrados por la corriente de antiguos torrentes. Un viaje de una hora más
nos llevó a las ruinas de la antigua Cesarea, que un tiempo fue una ciudad de
doscientos mil habitantes, y la capital romana de Palestina, pero ahora
completamente desierta.
A la puesta
del sol notamos el puerto desolado, que una vez estaba repleto de naves, y
miramos en vano hacia el mar tratando de ver algún barco. En éste que fue un
mercado populoso, pleno de rumor del tráfico, reinaba el silencio del desierto.
Después de cenar nos reunimos en nuestra tienda como siempre para hablar de los
sucesos del día, o de la historia de la localidad. Sin embargo era triste,
cuando me recostaba en la noche, a escuchar el rumor de las olas y a pensar en
la desolación a nuestro alrededor”.
B. W. Johnson, en “Young Folks in Bible Lands”, cap. IV, 1892
“El área era
despoblada y permanecía económicamente muerta hasta la llegada de los primeros
pioneros Sionistas en los 1880, que vinieron a reconstruir la Tierra Judía. El
país ha seguido siendo “la Tierra Santa” en la conciencia religiosa e histórica
de la humanidad, que la relaciona con la Biblia y la historia del pueblo judío.
El desarrollo
del país producido por los judíos ha atraído también gran número de otros
inmigrantes judíos y árabes. La ruta que va desde Gaza hacia el norte era sólo
un camino usado en el verano apropiado para camellos y carros…Las casas eran
todas de barro. No se veían ventanas…
Los arados que
se usaban eran de madera… Las cosechas eran muy pobres…Las condiciones
sanitarias en la aldea [Yabna] eran horribles… Las escuelas no existían…La tasa
de mortalidad infantil era altísima…La parte occidental, hacia el mar, era
prácticamente un desierto…Las aldeas en ésta área eran pocas y escasamente
pobladas. Muchas ruinas de poblados dispersas en el área, porque debido a la
difusión de la malaria, muchas aldeas fueron abandonadas por sus habitantes”.
Informe de la British Royal Commission, 1913
La lista de
viajeros y peregrinos a través de los siglos XVI hasta XIX dC, que coinciden en
dar descripciones similares de la Tierra Santa es muy larga, incluyendo Alphonse
de Lamartine, Sir George Gawler, Sir George Adam Smith, Siebald Rieter, Michael
Nuad, Martin Kabatnik, Arnold Van Harff, Johann Tucker, Felix Fabri, Edward
Robinson y otros. Todos ellos hallaron el país casi vacío, exceptuando las
comunidades judías en Jerusalem, Shchem, Hebrón, Haifa, Safed, Irsuf, Cesarea,
Gaza, Ramleh, Acre, Sidon, Tzur, El Arish, y algunos poblados en Galilea:
Ein Zeitim,
Pekiin, Biria, Kfar Alma, Kfar Hanania, Kfar Kana y Kfar Yassif. Incluso
Napoleón I
Bonaparte, habiendo visto la necesidad que la Tierra Santa fuera poblada, tuvo
en mente programar un retorno masivo de los judíos de Europa para que se
establecieran en el país que él reconocía como de ellos evidentemente, el
emperador no vio a ningún “palestino” reclamando derechos históricos sobre la
Tierra Santa, cuyos pocos habitantes eran casi todos judíos.
Además, muchos
documentos árabes confirman el hecho que la Tierra Santa era de población y
cultura judía a pesar de la Diáspora:
En 985 dC, el escritor
árabe Muqaddasi se quejaba que en Jerusalén la gran mayoría de la población era
judía, diciendo que “la mezquita está vacía y sin adoradores”
Ibn Khaldun,
uno de los más acreditados historiadores árabes, en 1377 dC, escribió:
“La soberanía
judía en la Tierra de Israel dura por más de 1400 años…Fueron los judíos que
implantaron la cultura y las costumbres del asentamiento permanente”.
Después de 300
años de dominación árabe en la Tierra Santa, Ibn Khaldun testificó que la
cultura y las tradiciones judías eran todavía dominantes. En aquél tiempo no
había ninguna evidencia de raíces o cultura “palestinas”.
·El
historiador James Parker escribió: “Durante el primer siglo después de la
conquista árabe [670-740 dC], el califa y los gobernadores de Siria y la Tierra
Santa reinaban enteramente sobre súbditos cristianos y judíos. Aparte de los
beduinos en tiempos precedentes, los únicos árabes al oeste del Jordán eran los
de las guarniciones”.
Aún cuando los
árabes dominaron la Tierra desde el 640 dC, hasta el 1099 dC, nunca fueron la
mayoría de la población. Casi todos los habitantes eran cristianos (asirios y
armenios) y judíos.
Si los
documentos históricos, comentarios escritos por testigos oculares y
declaraciones de los estudiosos árabes de mayor prestigio no son aún
suficientes, citemos entonces la más importante autoridad para los árabes
musulmanes:
“Entonces
Nosotros [Alá] dijimos a los Hijos de Israel: ‘habitad seguramente en la Tierra
Prometida. Y cuando la última admonición pasará, os reuniremos allí en gran multitud’.”.
– Qur’an
17:104 –
Todo musulmán
sincero debe reconocer la Tierra que ellos llaman “Palestina” como la patria
Judía, según el libro que ellos consideran ser el más sagrado y la última
revelación de Alá.
Continuidad de
la presencia judía en la Tierra Santa
Siempre que se
trata la cuestión de la población judía en Israel, se da por sabida la idea que
los judíos están “regresando” a la propia Patria después de dos milenios de
exilio. Es verdad que tal es el caso de la mayoría de los judíos, pero no de
todos ellos.
No es correcto
decir que la entera nación judía estaba en el exilio. El largo exilio, conocido
como Diáspora, es un hecho documentado que prueba la legitimidad del reclamo
judío de la Tierra de Israel, y fue la consecuencia de las Guerras Judaicas de
independencia del Imperio Romano.
Si los
“palestinos” supuestamente fueran los habitantes históricos de la Tierra Santa,
¿Por qué no lucharon por la independencia de la ocupación romana como hicieron
los judíos? ¿Cómo es posible que ni siquiera un solo líder palestino dirigiendo
una revuelta contra los invasores romanos sea mencionada en ningún documento
histórico? ¿Por qué no se habla de ningún grupo revolucionario palestino, como
por ejemplo los Zelotes judíos? ¿Por qué todos los documentos históricos
mencionan a los judíos como los habitantes nativos, y griegos, romanos y otros
como extranjeros residentes en Judea, pero ningún pueblo palestino, ni como
nativo ni como extranjero?.
Después de la
última guerra judaica en el 2 dC, el emperador Adriano saqueó Jerusalén en el
135 dC, y le cambió el nombre por Ælia Capitolina, y el nombre de Judea por
Palestina, para eliminar la identidad judía de la faz de la tierra. La mayoría
de los judíos fueron expulsados de su propia Tierra por los romanos, hecho que
determinó el inicio de la grande Diáspora. Sin embargo, pequeños grupos de
judíos permanecieron en la provincia que fue denominada “Palestina”, y sus
descendientes habitaron en el propio país continuamente a través de
generaciones hasta que los pioneros Sionistas comenzaron el retorno en masa en
el XIX.
Por lo tanto,
el reclamo judío de la Tierra de Israel es justificado no sólo en base a la
antigua Promesa Bíblica, sino también por una presencia permanente de judíos
como la única comunidad étnica autóctona existente en la Tierra Santa. A través
de los siglos y bajo diferentes dominaciones, los judíos “palestinos” nunca se
sometieron a la asimilación sino que conservaron su identidad espiritual y
cultural, así como las relaciones con otras comunidades judías en el Medio
Oriente.
El continuo
flujo de judíos Mizrachim (orientales) y Sefaradim (mediterráneos, españoles)
hacia la Tierra Santa contribuyó a mantener la existencia de la población judía
en el área. Ésta presencia judía permanente en la impropiamente llamada
Palestina precede de muchos siglos a la llegada del primer conquistador árabe.
Aún cuando Jerusalén
fue declarada prohibida para los judíos en diferentes periodos (desde que los
romanos prohibieron a todos los judíos entrar en la Ciudad), muchos de ellos se
establecieron en las inmediatas proximidades y en otros poblados y aldeas de la
Tierra Santa.
Una comunidad
judía se estableció en el Monte Sión. El dominio romano y luego bizantino
fueron opresivos; a los judíos fue prohibido hacer oraciones en el Kotel, donde
estuvo el Santo Templo. Los persas sasánidas tomaron el control sobre Jerusalén
en el 614 dC, aliados con los judíos locales, pero cinco años más tarde la
Ciudad cayó nuevamente bajo control bizantino, aunque efímeramente porque en el
638 dC, Jerusalén fue capturada por el califa Omar.
Ésa fue la
primera vez que un líder árabe puso el pie en la Ciudad Santa, habitada por
pueblos no árabes (judíos, asirios, armenios, griegos y otras comunidades
cristianas). Después de siglos de opresión romano-bizantina, los judíos dieron
la bienvenida a los conquistadores árabes con la esperanza que sus condiciones
mejorasen.
Los árabes
encontraron una fuerte identidad judía en Jerusalén y alrededores; los judíos
vivían en todo distrito del país y en ambos lados del Jordán. De hecho, los
“palestinos” que habitaban históricamente en la Tierra Santa no eran otros que
los mismos judíos.
Ciudades como
Ramallah, Jericó y Gaza eran enteramente judías en aquél tiempo.
Los árabes, no
teniendo ningún nombre en la propia lengua para denominar ésta región, adoptaron
el nombre latino “Palestina”, que tradujeron al árabe como “Falastin”.
Los primeros
inmigrantes árabes que se establecieron en la impropiamente llamada Palestina o,
según la moderna concepción de la ONU, los primeros “refugiados palestinos” eran
judíos árabes, es decir nabateos que habían adoptado el judaísmo. Antes del
islam, centros prósperos como Khaybar y Yathrib (re denominada Medina) eran
ciudades judío-nabateas.
Cuando había
carestía en el país, la gente se dirigía a Khaybar; los judíos siempre tenían
frutos, y sus campos producían y eran irrigados con abundancia de agua. Cuando
las hordas musulmanas conquistaron la Península Arábiga, toda esa riqueza fue
reducida a ruinas; los musulmanes perpetraron masacres contra los judíos y los
reemplazaron con masas de fellahin ignorantes sometidos a la nueva religión.
Los sobrevivientes debieron escapar y refugiarse en la Tierra Santa,
principalmente en Jericó y Dera’a, a ambos lados del Jordán.
Los califas
árabes (omeyas, abasidas y fatimidas) controlaron la Tierra Santa hasta el 1071
dC, cuando Jerusalén fue capturada por los turcos seléucidas, y después de ése
momento, nunca más cayó bajo dominación árabe. Durante todo ése periodo, los
árabes no establecieron ninguna estructura social permanente, sino se limitaron
a gobernar sobre los habitantes nativos no árabes, cristianos y judíos. Todo
observador honesto notará que los árabes dominaron la Tierra Santa tres siglos
menos que cuanto dominaron España.
En el 1099 dC,
los cruzados europeos conquistaron la impropiamente llamada Palestina y
establecieron un reino que fue políticamente independiente, pero nunca
desarrollaron una identidad nacional; era sólo una guarnición militar de la
Europa “cristiana”.
Los cruzados
eran perversos y trataron por todos los medios de eliminar toda expresión de la
cultura judía, pero todos sus esfuerzos terminaron sin éxito. En el 1187 dC,
los judíos participaron activamente con Salah-ud-Din Al’Ayyub (Saladino) contra
los cruzados en la conquista de Jerusalén.
Saladino, que
fue el más grande conquistador musulmán, no era un árabe sino un kurdo.
Los cruzados
tomaron Jerusalén nuevamente desde 1229 hasta 1244 dC, cuando la Ciudad fue
capturada por los jwarezmios. Siguió un periodo de caos y de invasiones
mongolas hasta el 1291 dC, cuando los mamelucos completaron la conquista de
casi todo el Medio Oriente y pusieron su capital en El Cairo, Egipto.
Los mamelucos
eran originalmente mercenarios del Asia Central y del Cáucaso empleados por los
califas árabes; una mezcolanza de pueblos cuyo contingente principal era
compuesto por cumanos, una tribu turca conocida también como kipchak,
relacionada con los seléucidas, kimaks y otros grupos.
Se caracterizaban
por su comportamiento ambiguo, porque los mercenarios cumanos frecuentemente
servían ejércitos enemigos contemporáneamente. Los soldados mamelucos
aprovecharon del momento propicio para tomar el poder para sí mismos, y aún
cuando fueron despojados de su dominio, siguieron siendo empleados como
guerreros por los sultanes otomanos y últimamente por Napoleón Bonaparte.
En el 1517 dC,
Jerusalén y toda la Tierra Santa fueron conquistados por los turcos otomanos y
permanecieron bajo éste dominio por cuatro siglos, hasta el 1917 dC, cuando los
británicos capturaron Jerusalén y
establecieron el “Mandato de Palestina”. Fue el fin del Imperio Otomano, que
hasta entonces poseía todos los que ahora son países árabes. De hecho, desde la
caída del califato abasida en el 945 dC, no existió ninguna entidad política
árabe en el Medio Oriente por un milenio.
A inicios del
siglo XX, la población de Judea y Samaria impropiamente llamada “Cisjordania” contaba
con menos de 100, 000 habitantes, de los cuales la mayoría eran judíos. Gaza no
tenía más de 80.000 habitantes “nativos” en el 1951 dC, a la conclusión de la
Guerra de Independencia de Israel contra todo el mundo árabe.
Gaza fue
ocupada por los árabes.
¿Cómo es
posible que en sólo 50 años haya crecido de 80, 000 a más de un millón de
personas? ¿Son todos esos árabes de Gaza tan hábiles para procrearse en manera
sobrenatural? La inmigración masiva es la ÚNICA explicación plausible para tal
crecimiento demográfico.
La ocupación
árabe entre el 1948 y el 1967 constituyó una gran oportunidad para los líderes
árabes para promover la inmigración masiva de “palestinos” (una mezcolanza de
inmigrantes árabes) en Judea, Samaria y Gaza de todo país árabe, principalmente
de Egipto, Siria, Líbano, Irak y Jordania. De hecho, desde 1950 hasta la Guerra
de los Seis Días, bajo dominio Jordano, fueron fundados más de 250
asentamientos árabes en Judea y Samaria.
La reciente
construcción de las casas árabes resulta demasiado evidente en base a los
materiales usados para construirlas: cemento armado y bloques. El gobierno
israelí admite haber permitido a más de 240, 000 trabajadores entrar en Judea y
Samaria a través de la frontera con Jordania desde la Conferencia de Oslo sólo
para permitirles establecerse en esos territorios como colonos árabes. El
número real es probablemente mayor.
Si cientos de
miles de trabajadores inmigrantes del Medio Oriente están llegando a Judea,
Samaria y Gaza, ¿por qué se requiere a Israel de darles trabajo? En realidad es
el contrario, está ayudando económicamente a ésta gente que se rehúsa de
aceptar la ciudadanía israelí o jordana; Israel está sólo atrayendo más
inmigrantes. Arabia Saudita en un solo año expulsó más de
1 000, 000 de
inmigrantes sin ciudadanía.
Basta que
alguno piense que todos ellos son “palestinos”, considerando la definición de
“palestino” según las Naciones Unidas: todos los árabes que han pasado DOS AÑOS
en “Palestina” antes del 1948, y sus descendientes ‒con o sin alguna prueba o
documento‒. Ésta definición fue específicamente designada para incluir colonos
inmigrantes árabes (¡no colonos judíos!).
Fuente: porisrael.org